Tonto feliz

en

Siempre es verdad que hay días y días, y que sean de los primeros o los segundos depende de detalles a primera vista irrelevantes. Aunque el día se desarrolla como un cintajo gris de asfalto, y todo va dejando su pequeño poso en la taza de café: esperas, discusiones, decepciones, manos temblorosas, agendas repletas, decepciones aún mayores, la borrosa línea entre los buenos y los malos, entre lo bueno y lo malo, no saber decir que no, tener corazón. Olvidarme de ti.

El día se va pudriendo a medida que se acerca a su fin. O seré yo que me canso, tendré que cambiar mis ganas de verte por un ático en la Gran Vía.

Es broma, no valen tanto mis ganas de verte.

Si no fuera por esas personas especiales, no escribiría lo que escribo no oiría mi música triste. No estaría aquí, tan lejos de tu corazón y de tu casa. Sería un tonto feliz. ¡Qué envidia!