Este día extraño se sigue escapando como un tren de mercancías cargado de melancolía.
Yo sigo cada día más sembrado de dudas (creo que germinado incluso),
y los malos ¡siempre están tan seguros de todo! (esto no significa que yo sea bueno).
Esta sospecha de que nada tiene arreglo más allá de donde estoy (y esto no significa que donde esté ahora sea obligatoriamente una mala situación).
(Este texto está lleno de paréntesis que lo hacen menos inteligible, pero es que hoy estoy pensando en dos planos)
(Es un poco soberbio por mi parte pensar que puedo tener dos planos de pensamiento).
Quizá me fugaría contigo a una ciudad de las 10 mejores del mundo para vivir, pero luego me remordería la conciencia.
Tengo la certeza, la más absoluta seguridad de que existe alguien que me haría feliz, que me curaría de esta enfermedad, que me ayudaría a mantener el mundo a raya.
Tengo la terrible sospecha de que esa persona está cerca, quizá incluso demasiado.
Tengo la certeza, la más absoluta seguridad de que nunca me salvará nadie. De que no despejaré la duda.
Nunca seré feliz, pienso demasiado.