He salido a correr, y en un rincón apartado a las afueras de mi pueblo me encuentro con una acción poética en toda regla:
Me encanta esta expresión anónima del amor. Yo, como buen cínico y misántropo venido temporalmente a menos, hace tiempo que dejé de creer en el amor, quizá de tanto echarlo de menos, quizá de tanto buscarlo en mujeres equivocadas. Es lo que tiene la miopía sentimental. Pero encontrarse con esta expresión de amor me hace un poco reconciliarme con la vida, un poco pensar que el cielo existe para alguien, aunque yo esté condenado al infierno.
Por cierto, recuerdos de Satanás.