Uno intentando buscar su sitio para verse cada vez más desubicado, más fuera. Más solo. Y tú no haces mucho, la verdad. Más bien nada. Cuenta una enfermera australiana que todos los enfermos terminales de cáncer se arrepienten principalmente de no haber perseguido sus sueños. Pues podéis haceros a la idea. Aunque sigue faltándome la pieza clave que rompa toda esta dinámica.
Pensando en recluirme en Ettal.