No sabes lo que duele
que no duelas.
No sabes lo que duele
no querer
colgarme en tu risa,
colarme en tu casa,
dormirme en tu cama,
vestirme en tu vida.
No sabes lo que duele
que no duelas
y no saber por qué.
No saber si no dueles
porque ya no te espero,
porque ya no te siento,
porque ya no te cuento entre mis deseos.
Debo de ser yo
quien ya no te busca entre la gente,
quien ha emprendido esta huida
vacía,
desesperada,
estrangulada.
O quizá es que en banco la vida
me ha desahuciado los sentimientos
para dejar sitio a los bárbaros,
y yo me ocupo de mantener a raya
a este mundo tras la muralla.
Debo ser yo,
debo de ser yo
quien ya ha renunciado a quererte,
aunque tú nunca lo hicieras,
el quererme, claro.
Soy yo es que abrumado por la vida,
por los acreedores,
por los facinerosos
ha abandonado
toda esperanza
de verte, de tenerte, de amarte;
que ha levantado el campo que asediaba tu corazón
para poder seguir caminando.
P.D.: Este poema tenía mejor pinta en el coche, pero allí no había lápiz y papel