Hay días que te lo dan hecho, para qué nos vamos a engañar. Dicen que las opiniones son como los culos: todo el mundo tiene uno. Y parece ser que cada uno pensamos que el nuestro es mejor que las demás. Mi forma de enfrentarme a la vida, al mundo, siempre ha sido el mismo: analizar, pensar, tomar la decisión con todos los datos y considerar que además puedo estar equivocado. Algunos lo llaman método científico.
Por eso me cabrea (que no me sorprende) toda esa gente que no duda de sí misma, y sólo duda de los demás. Que confunden lo personal con lo profesional y embisten para causar dolor. Que son incapaces de analizar, de decir que están equivocados. Que amenazan, hieren y no respetan.
Vine a cambiar eso, y cada vez estoy más convencido de que erradicamos esas personas de nuestras vidas y de todo aquello que influye en ellas, o el mundo seguirá siendo este lugar egoísta que antepone intereses a personas. Seguiré luchando desde este púlpito diciendo lo que pienso, contra la irracionalidad, contra el odio. Contra todo aquel que es incapaz de respetar. Es lo mejor de todo esto: por una vez puedo ser arena en el engranaje y romper todo esto.
Esto no ha hecho más que empezar. Me encanta que se pongan las cosas difíciles: suelo dar lo mejor de mí mismo.