Sigo con ganas de resolver. Con ánimo de resolución. Con ánimo de no odiarte, porque no me lo merezco. Con ánimo de no amarte, porque no te lo mereces. Con ánimo de plantarle cara al mundo otro día, otra vez. De demostrar, de demostrarte, de demostrarles, que aún puedo levantar mi acero, que podría encender dos lunas pero no será po ti, que hay en mí más de lo que se espera.
Esto no ha hecho más que empezar.