Un día de perros, para variar. Esta aventura equinoccial se ha revelado como ruinosa para mis valores, demostrándome que el ser humano es siempre capaz de lo más abyecto, de lo más egoísta, de lo más rastrero. Al final el precio es demasiado caro para tan poca carne. Cosas que pasan, aunque lo terrible es que me lo imaginaba, lo peor es que sabía que es imposible limpiar esta sentina, que lo mejor hubiese sido dinamitarlo todo. Sigue siendo la única opción, a la vista de las circunstancias.
Sigo evaluando la situación. Números, como me acusan, pero suele ser la manera más objetiva de afrontar estas situaciones. El resto no dejan de ser interpretaciones que muestran las mil facetas de la verdad que todos creemos poseer.
Y el resto sigue la estela de la caída libre, mientras alcanzamos el equilibrio con el rozamiento. Una buena manera de pasar el tiempo mientras tomamos té y miramos la hora en los relojes que se derriten a nuestro paso. Al fin y al cabo, cada vez todo tiene menos sentido.
Aunque la verdad es que sí lo tiene. Completo, total, arrasador. El sentido que da la desesperación, la locura, la resignación, 65 kilómetros y un paseo marítimo que duele como una alambrada de espinos cuando no llamas ni miras ni lees. Bueno, en realidad está todo tan claro que ciega, tanto sentido que me apetece pegarme un tiro o abismarme desde el infinito para ver cómo se acerca el suelo y adivinar el tamaño del boquete que haré. Pero eres la última bruja sobre la tierra, la bruja del mar, y como tal muestras los cien rostros que todos deseamos ver, los corazones marcados donde uno se acoge a sagrado y quiere quedarse a vivir, con permiso de tu dios, triste remedo del demonio y del infierno que presagias. Mejor abandonarse a tu canto de sirenas y estrellar la nave contra los arrecifes, que todo acabe de una vez sin despertar del sueño que me hace verte como te sueño.
Una entrada tan cargada de significado que se agrieta y se vislumbra la luz del fin del mundo a través de las fisuras, tan preñadas de dolor que explotarán e inundarán todo de lágrimas hasta que se ahogue tu indiferencia.