Siento decir que estoy tan desnortado, tan abandonado en medio de este marasmo, de este desierto repleto de voces silentes, que las musas me han abandona. No encuentro la paz ni el orden que me permitirían ver la brújula, y sólo atiendo a impulsos atávicos, casi biológicos, para la supervivencia.
Lo intento, pero debéis darme algo de tiempo, a ver si puedo domeñar estas mareas del tiempo que me han arrastrado tan lejos de tu orilla que te veo cuando éramos niños, que me han hecho odiarte y odiarlo todo, que han cercenado mi deseo, que no brota de ninguna manera. Que me ha desahuciado, con el tristérrimo significado de perder absolutamente toda esperanza de que algo pueda ir bien, de que pueda despertar un día y sentirme feliz. Nunca fuimos héroes, pero sigamos sonriendo.