Dos tickets

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Este sábado me escapo al concierto de Andrés Suárez en Valencia, mientras el famoso tic-tac me amenaza con terminar con mi vida tal y como la he conocido hasta ahora. Últimamente compro dos entradas siempre, sin saber con quién voy a ir, a quién voy a invitar. Siempre me apetece que venga conmigo quien no lo merece, aunque últimamente invito (y viene) quien de verdad lo merece (dijo que no era tan mala, pero no era diferente; dijo llámame mañana y mañana dura siempre). Siempre cometo los mismos errores: no cuidar a quien me cuida, no querer a quien me quiere.

Yo sólo quería querer a alguien que me quisiera; despertarme a su lado y dar gracias y arruinar mi vida por amor. Pero me parece que metí la pata. Que amé y dejé de amar y amé a quien no me amaba y desperdicié mucho amor, vertido en vano en abismos negros. Que tengo a quien me ame y no lo aprecio. Cosas que pasan, demasiados errores. Deseos que proyecto sobre muchachas de belleza y lealtad incomparables que nunca existieron, que jamás me mirarían dormir, que no vería en sus ojos a Benedetti porque ni siquiera lo conocen, porque nada les importa ni les importo, pero yo sigo buscando lo que no existe.

Quizá por eso huyo hacia adelante, quizá por eso logro lo imposible: porque no sé si te busco sin encontrarte o si huyo de ti porque tengo miedo.