Vuelvo a Venecia

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00037Viendo en la tele los Callejeros Viajeros en Venecia. Mi único viaje a Venecia me hechizó, me subyugó. Quise volver, quizá dejé allí parte de mi corazón.

Pero ahora todo duele, quizá sea porque queda poco (o nada) corazón. Que todo se ha desmontado, se ha hipotecado. Siempre decía que vivía en economía de guerra porque era la única manera que conocía de afrontar la vida. Ahora entro en vida de guerra, donde sólo lo necesario, lo imprescindible es justificable. Donde lo superfluo se elimina de raíz porque todo hace presuponer que las situaciones no van a ser buenas en el futuro. Y os recuerdo que estoy hablando del corazón.

Por tanto, ya no sueño con huir contigo a Venecia, Nueva York, Berlín, Bruselas… porque ya no puedo. Porque sé que es imposible, que no puedo. Responsabilidad. Es una cuestión de supervivencia. Que es una situación excepcional y cruzaremos más de algún puente con el diablo al lado.

Así que no puedo permitirme el lujo de echarte de menos, de amarte, de arrumbar mi vida para subirme en la tuya, de prestado, de dejar de ser todo para poder verte despertar todas las mañanas.