Retomamos el pulso

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2015-05-26 09.28.47Poco a poco todo vuelve a la normalidad, mientras todo se desliza hacia el nuevo punto de equilibrio.

Este último mes he estado inmerso en la campaña electoral, donde me presentaba como alcalde de mi pueblo. Quizá algún día me encontréis más hablador y os cuente qué me llevó a esta decisión, cómo afronté la campaña, cuántas posibilidades creía la gente que teníamos y cuántas creía que tenía yo. Aunque, no sé por qué, sentía que iba a ganar.

Dicen que la hora más oscura es justo antes del amanecer. Pero acabó amaneciendo un nuevo día, cómo no. Ha sido duro, ha sido sucio, ha sido rastrero. He conocido lo peor de ciertas personas, pero también, lo digo de corazón, lo mejor de muchísima gente, de todo mi pueblo. Ha valido la pena.

Ahora mi vida va a cambiar. Drásticamente. Aunque intente por todos mis medios, con todas mis fuerzas, mantener ciertas parcelas acotadas, protegidas. Parque naturales. Parques emocionales.

Estoy en modo guerra, con las arengas que Churchill lanzaba para enardecer a la población. Necesito épica en vena para lo que se me viene encima.

Ahora estoy en Consejo de Gobierno. Un poco, quién me lo iba a decir, volver a casa, acogerme a sagrado donde nada puede herirme, donde descansar un poco.

Me duele lo que voy a perder, lo que ya empiezo a perder. La armadura deja poco a la imaginación, y los sueños… Tengo mi vida hipotecada por 4, quizá 8 años. No puedo cambiar muchos parámetros de mi vida aquí y ahora, mi cabeza ni mi corazón está en eso. Y me duele. Me duele porque yo te soñaba y ahora casi ni me acuerdo.

Pierdo por el color del trigo.