Hoy es un día duro, como muchos lo han sido desde que nací. Hoy es un día de ésos que sales al ring a que te partan la cara, sabiendo que es desagradable pero alguien tiene que hacerlo. Vergüenza torera, lo suelo llamar. Pundonor. Responsabilidad. Con toda la certeza que da saber que estás haciendo lo que debes, y que al final está Ítaca.
Lo que más me duele es haber enterrado el corazón casi sin pretenderlo, el haber perdido la suavidad para caminar en el bosque, el haberme dado cuenta de que no vales la pena. Ahora, con el corazón cerrado, la cabeza sigue soltando lastre.