No dejo de darle vueltas a todo. La intensidad no baja, y todo destila bilis, no dejo de acariciar el nácar de mi Colt para darme confianza. Hoy también he notado en mi bolsillo que incumplir el protocolo tiene consecuencias, y que la probabilidad es muy puta, sobre todo cuando se trata de joderte. Si lo calculas, todo lo que nos ocurre es infinitamente improbable.
Tengo que escribir esas memorias que nunca tuve, sobre todo aquellas en las que tú no tuviste ningún papel, a ver si así soy capaz de dormir por las noches. Es lo que hay: me cuesta admitir la realidad.
No creo que acabemos muertos, todo esto va a dar paso a algo mejor, pero me encuentro cada vez más con recuerdos y sueños despiertos en los que me veo en Londres, Nueva York, Madrid. En los que nada duele y me puedo sentar ante un espejo sin tirarme nada a la cara.