Mañana me escapo a Madrid, esperando poder evadirme de las hordas salvajes que me has acosado en mis últimos sueños y a las que mantengo a raya con más esfuerzo que gloria.
Mañana no quedan ya fuerzas para perderme por tus calles, cerrar tus bares, para echarte de menos. Hay que reparar el corazón, sanar las heridas y dejar de pensarte, que aquello no fue ni será, y ahora hasta has dejado de doler, aunque el precio fue dejar un baldío tras tu paso.
Mañana te buscaré, te soñaré, te desearé. Creeré que era alguien y eres nadie, que todo está por escribir, que nos quedan noches en tu espalda y en tu pelo, y que vales la pena. ¿Por qué no mentirme una vez más?