Se permite, en tiempos de gran peligro, caminar con el diablo hasta cruzar el puente. Y estoy ahora contemporizando en el infierno, con este Consejo de Luzbeles que me quita el sueño, la paz y la sonrisa, tratando de encontrar el camino hasta el otro lado. No me pregunto lo que haré una vez llegue allí.
Así que, en este estado, perdiendo peso y tiempo, ganando en fe, rabia y convicciones, he decidido que lo único que me salvará en este episodio de mi vida será ser yo mismo. Conservar lo que me ha traído hasta aquí como único equipaje. Despojarme de armaduras, de celadas, de embozos, olvidarme incluso de la táctica y la estrategia que no me sirvió para nada, quizá sólo para hundirme preguntando qué había pasado, por qué nada funcionó.
He dejado de ser yo en varios aspectos, sobre todo en lo que atañe a mi persona, a mis sentimientos. Son tiempos interesantes, y han cambiado las prioridades. Yo mismo ya no soy una prioridad.