La semana interminable se arrastra, y el fin de semana ha pasado como un suspiro, sin pena ni gloria. Espero ser tan duro como presumo, porque se me está echando todo encima y no queda nada que me sostenga, hasta perdí la esperanza de encontrarte al doblar una esquina o una llamada perdida en el teléfono que este fin de semana me ha quemado.