Le robo el título a Blas de Otero, alguien a quien hace tiempo perdí.
Estos días estoy bastante perdido, bastante superado por toda la situación que me rodea, y me siento muy, muy vacío. Ya no queda ni rastro de la rabia, de las ganas de salvarme y ser feliz. Ahora sólo queda resolución para enfrentarme a lo que venga, pero muy poco corazón.
Y la música para recordar a quien deseo olvidar no me trae a nadie a la memoria; por más que me esfuerzo ya no quiero huir a tu lado, dormir a tu lado, vivir a tu lado.
Quizá sea estrés o trabajo o desesperación o locura, quizá sea esta vez la vida que me ha puesto contra las cuerdas y no pienso sino en zafarme de sus garras y volver a asestarle un directo en la barbilla para ganar tiempo y recomponerme.
Contra las cuerdas total. Me duele lo indecible el verme así, sin motivos interiores, emocionales, para tirar adelante. Estoy cansado, extenuado, un agotamiento extremo que me está haciendo renegar de todo. Necesito un mes, ajeno a todo y a todos, y ver si ahí brota algo de mi corazón, o si definitivamente se ha secado para siempre.
Recuerdo que olvidé su despedida, su silencio hasta mañana. Sus lunares ya no riman con los versos en la cama siendo toda la poesía, le servía de papel.
Recuerdo Benedetti en sus pupilas cuestionando mi pasado por pasar, pasó la vida una noche de verano.
No maldigo su mentira, solamente este querer