¿Me pasa a mí sólo?

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2015-01-08 18.01.39No sé si os pasa a vosotros: siempre tengo una avalancha de cosas pendientes, de tareas por realizar. Muchas de ellas, además, son compromisos sociales, apuestas personales, ayuda que me piden a la que no sé decir que no. Y cuesta mucho llevar el tajo limpio (expresión bastante peculiar de mi tierra, no intentéis entenderla si no habéis segado alfalfa a mano).

Al final tienes que mover una pelota de dimensiones bíblicas, y tus menguadas fuerzas cada vez son más menguadas, y el corazón desfallece y se viene abajo y lo único que quieres es dormir y que el mundo se quede fuera de las sábanas.

Hasta que al final, ya no sé si por necesidad, supervivencia o porque has encontrado dos unidades de energía en un oscuro corredor, decides que hay que tomar los toros por los cuernos, a ser posible de uno en uno, e ir limpiando el tajo de lo urgente para tener delante de ti solamente lo importante.

A veces lo comparo con las emergencias, cuando, por derrengado que estés, surgen los enemigos en lontananza y lo único que puedes hacer es apelar al oficio y pelear: las cosas vienen así.

Y en situaciones de emergencia los sentimientos se esconden para que no lastren, y cuanto más desesperada menos sentimientos afloran, porque el corazón siempre duda y quiere dormir, y a veces nos va la vida en ello.

Ahora mismo estoy un poco así: con los enanos creciendo por doquier y sin ganas de erradicarlos, pero es un trabajo sucio, y alguien tiene que hacerlo. ¿Los sentimientos? Ahora mismo acabo de extraditar otro contingente a Tombuctú, con billete de ida. No está el aire propicio para estampar mejillas.

Lo peor de la lista de tareas arriba expuesta (tras hacer la foto aún he añadido alguna tarea más que había olvidado) es que muchas de esas tareas se han creado porque no sé decir que no: son extras al tráfago diario que lleva trabajar en esta universidad.

Por si no nos vemos los corazones en una temporada, besos.