Hay días en los que te lo dan hecho. Pero no pienso hablar de ello, hoy no. Me dolería la espalda si me agacho a su altura.
Hoy el día ha sido extraño, complejo, mágico, agotador. Muy decepcionante cuando esperas lo desesperable de algunas personas, incluso una mirada, la mirada del adiós.
Pero también yo me alejo. Mi barco se pierde, buscando el fin del mundo o nuevas tierras que brindar a mi rey. Cada vez estoy más perdido, más necesitado de confesión.
Quiero contarte tanto veneno que hay en mi interior que no puedo. Ya nunca me mirarás de la misma manera, ya nunca esperaré despertarme a tu espalda. Cada vez queda menos, menos salidas, menos esperanza. Menos noches que perder y perderme contigo.
Y aun así no cejo en devanado y loco intento.