Yo lo único que quería era salvarme. Salvarme de mi locura, de mí mismo. De ese parásito interior que me impide decir que no estarme quieto, que me lleva a buscar siempre el camino de Ítaca sin reparar en el precio.
Sólo quería acurrucarme a tu lado. Cobijarme del mundo, consolarme de la desgracia de tener un corazón inquieto que nunca encuentra calma. Sólo quería abandonar esta vida que me atrapó, este tren que tomé y que cada vez se aleja más y más, y por las ventanillas sólo veo paisajes desconocidos que no me apetecen, caras en el vagón comedor que han perdido todo el sentido.
Quiero saltar del tren y subirme a cualquier nube que vaya en tu dirección. Incrustarme en tu vida, guarecerme allí de todo lo que está cayendo. Anularme, anular mi mente y dormir y soñar y reír como si el mañana fuera sólo eso: dormir, soñar, reír a tu lado mientras olvido más y más todo lo que fui.