A veces uno necesita respiros, sobre todo mentales. Esta semana han comenzado a llegar, a partir de anoche.
Llevo una temporada, larga ya, en que no me da tiempo a todo. En realidad no me da tiempo a nada. Pero ayer, por arte de birlibirloque, he encontrado algunas horas, algunas tardes que debo aprovechar para avanzar en todo lo que llevo atrasado, que es mucho.
Por lo demás, esperando a lo más crudo del crudo invierno, a lo más crudo del crudo infierno.
Sigo en marcha, pese a todo.