Geografía errónea

en

El mapa de mi vida
estuvo marcado por todo tipo de accidentes,
geográficos y de los otros.

Con todos los errores
pude construir islas
y continentes
y fiordos.

Tu indiferencia
me dio para llenar un par de océanos
y los amores perdidos
configuraron continentes
con sonoros nombres
de reminiscencia a canela y hierro.

Tengo volcanes
de tu ira y la mía,
un continente helado
con tus desaires.
Desiertos
donde una vez me perdí
o te perdí
o nos perdieron,
y sólo quedan esqueletos de coches, aviones
y otras máquinas para alejar el amor.

Hay continentes inexplorados
(muy a mi pesar)
donde la cartografía sólo es un atisbo de costas
plagadas de pueblos exóticos
o caníbales
o vírgenes vestales,
quién sabe.

Tengo un continente tan lejano
que si das un paso más ya vuelves.
Allí no guardo nada.
Sólo hay sitio
para construirte una selva
o un oasis o una catarata
o una playa
por si algún día quieres volver.

(Llevé mis mapas a un geógrafo
que determinó que era una cartografía equivocada,
plagada de errores,
totalmente inútil para encontrar rumbo alguno.
Curioso que no usara la palabra «vida»
refiriéndose a este mapa,
pero adiviné pena en sus ojos, reglas y compases)

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