Tengo fiesta laboral, que no mental, hasta el lunes que viene. Supongo que volveré antes, si el ébola no acaba con todos. Yo me voy a casa, principalmente a dormir, a leer y a escribir (pero dudo que mi escritura sea creativa; más bien obligatoria).
Hay días en los que uno se levanta más triste de lo normal, más clarividente (que es lo mismo). Más decidido a cerrar puertas. Cansado, eso sí, de lo mismo y los mismos de los que creía haberme librado y salvado.
Y para postre, sigo tres años más como irresponsable de todo esto. En lugar de lincharme, me reeligen. El mundo está desquiciado. Por suerte, me he dado cuenta de que tengo un as en la manga.
Que bueno, que adiós, que os vengáis a verme y nos iremos a dar una vuelta por el campo (he visto cosas que no creeríais).