Dos tercios de mis vacaciones consumidas, en medio de negligencias graves, insoslayables, por todo aquello que debía haber realizado.
También ciertos grados de decepciones, de abandonos, no por planeados menos dolorosos. Simplemente algunas piezas encajan, y otras no lo hacen y dejan los huecos inefables en el puzzle.
Y cada día con menos ganas, con menos motivos para darle la patada al mono y empezar de cero, aunque a veces cierro los ojos, me recalibro, hago la composición y te imagino a mi lado.
Quedamos el viernes 19 de septiembre, en De Luxe, para pasar una noche cantando con Luis Ramiro. Si vienes, será una noche de beber y escribir.
Recordad que estoy en modo de bajo consumo durante este mes. Pero el 1 de septiembre vuelvo a llorar con todas mis fuerzas.