A veces ocurre

en

DSCF1432A veces, en alguna cena de verano, rodeado de amigos y de fiesta y alegría, no puedes dejar de mirarla. No puedes dejar de ver sus manos, sus anillos y pulseras. De oír su risa y de ver su cara y su pelo que se mueve como una gasa, mecida por el viento. Miras sus hombros, los tirantes de su sujetador. No dejas de mirarla embelesado.
Y la miras con esa felicidad que da el saber que, cuando la noche empiece a acabar, ella será tuya. Dormirás a su lado, y esas manos y esa cara y ese pelo y ese sujetador serán tuyos, y serás el hombre más feliz del mundo.

Quizá eso sea amor.