Orzando para ganar barlovento

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Hoy tiene que significar un cambio de rumbo. Era algo que tenía claro, sobre todo en el tema profesional, pero la necesidad ahora es acuciante. Debo de embarcarme en un proceso de acreditación con fecha de caducidad, con espada de Damocles pendiendo de crin de caballo. Agosto es esta vez un límite.

Y espero que eso implique, necesariamente, un cambio de actitud en lo profesional que es ya, a estas alturas, imperioso y necesario.

En lo personal, tengo que apartar de mí a cierta gente tóxica que me está emponzoñando el alma, el corazón. Debo refugiarme, cuidarme un poco y alejarme de esos destructivos atractores que tachonan mi caótica trayectoria.

Resumiendo: he decidido ponerme las pilas en lo profesional. De lo personal, como no tengo nada claro, me alejo de aquello que me están machacando y me refugio en quien quiera sólo un poco de paz, un poco de sencillez, un corazón tendido al sol.

400 golpes contra la pared han sido bastantes para aprender a encajar con gracia y caer de pie, a esconderlo dentro y llorar después.