Estos días siempre son peores de lo esperado, y nada se acaba definitivamente.
Sigo aquí, con 2 kilómetros de decepción, confirmando los peores presagios, renunciando ya a las últimas brasas de esperanza que quedaban. Sigo tirando de manual, sigo tirando de corazón, pero las fuerzas ya están fallando estrepitosamente.