Agotado

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Agotado y al borde de la rendición, aunque nadie lo crea. Al límite de mis fuerzas, de mi ilusión, de mis sentimientos. Demasiadas cicatrices en el alma por culpa de las decepciones afiladas, de las defecciones, de los errores y de los accidentes que borraron la ruta más copiosa que siguen los pájaros en las noches de tormenta (poco pájaros vuelan de noche, lo sé, pero es una licencia poética).

Y pese al agotamiento extremo, a la extenuación en alma y cuerpo que me recorre fiera fría cruel vengativa todavía queda pundonor para mantener la posición un par de envites, un par de embates. Que no rendimos la plaza, que cerramos con el enemigo aun sabiendo que de poco sirve. Ubi maior.

Y el mundo es menos mundo sin ti y más sentina y más macabro y más infierno. Y yo soy menos sin ti, que no sabes de mí, que paso a tu lado sin sombra mientras me desangro por ti a 1000 leguas de distancia.

Y ahora llega el lenitivo descanso. Me olvidaré del mundo (no de ti), cerraré mi teléfono y mi timbre y mi voz (pero no dejaré de esperar tu llamada y tu visita y tu pregunta). Restañaré algunas cicatrices (no las tuyas, no las de tu recuerdo e indiferencia) y prepararé mi vuelta.

Ahora dejadme dos semanas sin obligaciones (salvo las tuyas), sin saber de nadie (menos de ti). Paz e independencia (pero guerra y ser tu esclavo, por favor).

Y, entonces, un día, volveré a ser quien nunca fui y ya no te miraré.

2014-04-11 22.39.48