Aunque la RAE lo define como psicosis maniaco-depresiva, me gusta más definirlo como quienes oscilan entre estados de ánimos radicalmente opuestos. Ahora estoy muy bien, luego estoy muy mal.

No es que yo sea ciclotímico (espero), pese a estar «mu loco», pero sí que hay temporadas en los que estoy más animado, con ganas de pelear y dar batalla, y otras en las que las ganas de luchar desaparecen (como diría Gandalf: «el corazón desfallece») y sólo queda la cabeza al mal gobierno de la nave.

Ahora mismo estoy en fase de bajón. De Navidades a esta parte, se me han ido las ganas de todo, las ganas de pelear, de trabajar, de amar, de soledad… Han desparecido todas las ganas de hacer algo. Obviamente, eso afecta a mi rendimiento personal, laboral, afectivo… Noto que no lo estoy haciendo bien, no es mi mejor momento para nada.

Así que los sueños que no cumplí y que pesaban, las ilusiones casi perdidas pero no resignadas, las ganas de luchar. Ha pasado algo por mi interior y me ha dejado vacío. La sensación de que el tiempo se escapa es cada vez mayor y, ahora mismo, me importa un pito.

Como suelo decir, hay días y días. Mejor aún: hay vidas y vidas. En la próxima vida no me vais a conocer.