Se acabó el verano

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Vuelvo al trabajo, sin absolutamente ninguna gana, y más de mil marrones a la vista. Pero lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible, así que voy a ponerme a hacer algo útil, aunque sean las 12 y media y tenga la sensación de no haber hecho nada en toda la mañana.

Hay que huir, correr, escapar de todo esto, ahora con más necesidad si cabe. Ya no es una opción: hay que coger el toro por los cuernos o nos derriba.

Nos vemos.