Mientras llueve, de tormenta fiera y recia, me doy cuenta de que este año aún no he hecho mi lista de música para sobrevivir, las canciones de amor para tiempos difíciles.
Sabéis mi debilidad por aquellas personas capaces de ponerse delante de ti, de 10, de 1000 personas y cantar con el corazón, con o sin instrumentos. Así que mi lista viene así, de gente que canta con el alma. Canciones para escuchar en un hotel en Berlín, en medio de la noche fría, húmeda, con la vida abierta como una flor ante ti, en la penumbra, sin recuerdos, sin pasado, sin futuro.
- Vuelve, de Andrés Suárez. Todo su disco actual, Moraima, es la culminación de una carrera callada, solitaria y fuerte a fuerza de golpes. Inconmensurable cuando desconecta su guitarra y canta a viva voz. Directo, íntimo. Cualquier canción es magnífica.
- Compás de espera, de Los Madisón. Esta canción, precisamente, me hizo descubrirlos en RNE3, y todas sus canciones me llegan adentro, muy adentro.
- Berlin, Coque Malla con Leonor Watling. Otro descubrimiento de RNE3, un disco precioso e inconmensurable para escuchar y llorar.
- ¿Es tu amor en vano? de Quique González. Su último disco, delantera mítica, vuelve a acercarlo un poco más a sus orígenes.
- You’re the want that I want, de Zahara. Esta mujer es un portento.
- Loli Jackson, de Dover. De nuevo lo acústico me nubla los sentidos.
- So payaso, de Erika. Este canal de Youtube, aticocuatro, fue un descubrimiento y, claro, uno se viene arriba.
- Sountrack, The Bright. Sin comentarios
- Carita de tonto, Marwan. Este hombre no necesita presentación, sólo escuchar.
- Calliope House, Alasdair Frasier. El violinista por excelencia. La melancolía a veces se abre paso y vuelvo a añorar las gaitas, los violines y la dulce melancolía de los ojos azules de las chicas de Galway.