Remembranza

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Por aquí estoy, por Londres. Con la lluvia, la tristeza, las buenas mujeres y una vida inalcanzable que me ha hecho soñar, después de mucho tiempo. Soñar y olvidar, mientras en la desgraciada España todo arrecia, como siempre a peor. Incluso con esa mala baba que nos caracteriza a los españoles de sacarnos un ojo para dejar ciego al vecino, con gente que se preocupa del mal y de los asuntos personales antes que de sus obligaciones. Así tenemos el país, 3000 años de historia nos avalan y la democracia, pese a quien pese, va a pasar a la historia como una de las épocas negras de este país, gracias a la casta política de todo pelaje y condición que medra por España.

Da envidia pasear por aquí. Por esta tierra de clima bárbaro, de costumbres bárbaras, de lengua bárbara, que, como los vogones, han sojuzgado la galaxia pese a quien pese. Quizá, con un sueldo un orden de magnitud mayor, viviría en esta ciudad, aunque sólo fuera para añorar mi tierra. Y eso que he tenido una demostración palpable de con quien me juego los cuartos, y de cuál es la estatura moral de quienes siempre debieron dar ejemplo. Espero, como los hobbits, que haya en mí más de lo que se esperan, y que les cueste cara mi cabeza. Yo pondré lo mío de mi parte (De todo esto habrá debida cuenta, con pelos, señales y nombres,cuando desenvainemos, os lo prometo).

Y, volviendo a Londres y a los sueños, todo fue una lástima. Sólo ha sido un sueño, cerillas en un apagón.

National Geographical Society
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