Miedo

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Hacía mucho tiempo que no lo sentía. No está tan mal.

Y pese a todo sigue el vacío, la desazón, la tristeza. Las mil preguntas sin respuesta y la cobardía. El ansia de sueños, de música y café y Lagavulin en un hotel de Berlín, una habitación oscura iluminada por una televisión en silencio. Mientras en la calle llueve y tu corazón se abre como una flor y sientes la paz por un momento, aunque sólo sea una noche, de ésas que valen por una vida.

¡Cuántos sueños arrastrados por el tiempo, cuánto me equivoqué! Cuánto lastre en heridas que han cambiado la vida, en errores que no dejamos de pagar nunca.

Quién sabe.

Lo cierto es que necesitaba olvidar, despertar o morir, dejar atrás ciertos errores y ciertas defecciones. Parece que estoy en buen camino. Un vals siempre es un buen camino para empezar a olvidar y a reconocer que me equivoqué.