Acabo de reparar mi servidor de discos duros, que ayer murió de forma misteriosa y me ha llevado hasta hoy por la tarde repararlo. Ayer fue un día de infarto.
Ayer fue un muy mal día. Uno de esos en los que al final te rindes y dices: que sea lo que Dios quiera. Cuando te caen tantas, tan gordas y por tantos sitios que decides que todo da igual Que el infinito es algo tan maravilloso que, hagas lo que hagas: sumes, restes o dividas, el total sigue siendo infinito, así que ¿para qué hacer nada?
Estos días he decidido que si hubiera sido más simplón y más ignorante sería probablemente más feliz.
«Y entonces me habló de una muchacha de belleza y lealtad incomparables…»
Hoy presenta Quique González su disco en la FNAC en Valencia. No voy a ir.