Apenas si he sido capaz de contener la avalancha de marrones que ha traído este lunes, tras una semana de abandono administrativo.
Así que todo cuesta. Despertarse con este país hecho unos zorros por culpa de tanto hijo de puta con corbata y sueldo oficial, sosteniéndolo entre los mismos. Despertarse buscando razones para seguir adelante cuando todo va hacia atrás. Cuando el corazón pide tiempo muerto, o fin de partida, y la cabeza te obliga a seguir porque a tu espalda no hay sino tierra quemada.
Mañana creo que vomitaré lo que el cuerpo me pide acerca de los políticos y la puta madre que los parió.