Heme aquí yo, haciéndoles exámenes a los probres alumnos de primero, mientras afuera reclaman lo imposible, reclaman que los políticos hagan examen de conciencia y reculen de las medidas que están tomando.

Aunque el examen de conciencia lo necesitamos todos: docentes, alumnos, padres y gobernantes. nada está bien en la enseñanza pública, y todos debemos asumir la parte que nos toca. Lo que no quita para que este gobierno esté haciendo las cosas mal. Como todos. Como todos lo que nos gobiernan desde que España es españa, e incluso antes.

Yo por mi parte y arte sigo en el protocolo de tiempos duros: sacrificio, resignación y lucha. Prefiero no pensar en la injusticia, porque en estos tiempos hay demasiada per cápita, y basta con poner la tele o la radio y, si uno tiene espíritu crítico, estropeársele el día.

Y también me he dado cuenta de que, en cierto modo, me he rendido. Todo el ímpetu que tenía hace un año se va diluyendo, todo cuesta más, incuso salir a correr, que me tengo que forzar. Ya no sueño con otra vida, con otros mundos, con otras epseranzas. Me resigno con lo que tengo y trabajo, duro, para mantenerlo a un nivel aceptable con la que está cayendo en estos tiempos.

Este año no me pidáis ilusión, la gasté en el pasado y ahora estoy sobreviviendo. Haciendo lo que debo.