No sé por qué la gente no trae a colación ese cuento en el que un par de timadores desnudan al rey indumentaria y económicamente, diciéndole que es un traje precioso que sólo pueden ver las personas cultas e inteligentes. Todo el mundo le dice lo bien vestido que va por miedo a que lo tachen de tonto, mientras se pasea desnudo por la calle. Al final, un inocente niño destapa la verdad.
Y ahora, en la España de lo políticamente correcto, el índice de gilipolleces y gilipollas por metro cuadrado es más alto que la deuda soberana de Grecia, y la cantidad de imbéciles que se pasean desnudos y orgullosos es comparable a la legión de imbéciles que les aplauden por aquello del qué dirán. Mierda de país.
P.D. Prefiero el traje nuevo de la emperatriz…
– Majestad, le queda como un guante.
– Majestad, tiene un corte impecable.
– Majestad, es el culmen de la elegancia.
– Majestad, realza su imperial silueta.
– Majestad, su pueblo no sabrá mirar otra cosa…