Gadafi ha caído, pero no por ello creo que ese mundo vaya a ser mejor. Vivimos en unos tiempos extraños, oscuros, estirados como una foto que se distorsiona y se rasga y el mundo está arrugado, deformado, agujereado. Todo pierde el sentido. Enciendes el telediario y ves al mundo raptado por el capital, prostituido por los políticos ante nuestra mirada indolente, mientras nos cae la baba como a un necio mientras vemos en la televisión el fútbol, o a Belén Esteban, o me etiqueto como progre, ecologista y comprometido, y leo el National Geographic y degusto cerveza de sibarita mientras exijo el 0,7%, soy del 15M y critico al mundo desde mi poltrona.

Todo es más fácil, no sé por qué nos empeñamos en hacerlo tan difícil.