Pasan los días; el trabajo, que tanto me agobia, va alcanzando su estado semi-estacionario, y uno puede dejar de pensar en todas las decisiones tomadas, todas las elecciones hechas que nos han llevado hasta este sitio y preciso instante en el que estamos, todas las heridas, las decepciones y los fracasos que arrastramos en las noches oscuras.
Esperando a que llegue el frío, porque el invierno llegó este año bastante antes a mi alma.