Con la línea de sombra cruzada, olvidada ya salvo en noches oscura inflamadas de alcohol para olvidar que la cruzamos, queda ya poco salvo andar y cumplir de oficio, que en eso nos va.
Ahora sólo quiero sentarme un rato y mirarme el alma, curar el alma. Ajustar unas cuantas cuentas con el mundo y con los hombres, con los hombres y conmigo mismo. Cada vez queda menos tiempo. Sólo quiero eso.
Tiempo perdido. Memento mori, dum licet fruere, brevis aetas, vita fugax, memento vivere… He perdido mucho tiempo. No he hecho casi nada de lo que en esta vida me hubiera gustado hacer, y con la línea de sombra de Joseph Conrad cruzada, ya nada es posible: no tengo caudal, crédito, arrestos ni ganas para cruzarla, para estar al otro lado. El lado salvaje, take a walk on the wild side.
Ahora no estaría aquí, no estaría así. Estaría igual pero diferente, con las puestas de otros soles, muy distintos, impresas en mis arrugas. Bajo un cielo más gris, en otro sistema, en otro paradigma. Renegando de aquella vida. Un yo recursivamente renegón.
Pero no. Se acabó. Cargamos con las penas de delitos anteriores, de errores anteriores. Así que ya sólo quedar mirar hacia dentro, templar el alma y soñar. ¡Morir…, dormir! ¡Dormir!…¡Tal vez soñar!
¡Soldados antiguos, a vanguardia! ¡Soldados nuevos, a retaguardia!