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Noticia original en «El mundo»

Los Secretos ofrecen una noche de nostalgia y buena música en Las Ventas

  • Sabina, Eva Amaral o Manolo García, entre otros, participaron
  • El recital se entendió como un homenaje a la trayectoria de toda la banda
Vídeo: EFE
Actualizado sábado 11/10/2008 12:57 (CET)
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EFE

MADRID.- Treinta años dan para hacer muchas canciones y muchos amigos, entre ellos Manolo García o Joaquín Sabina, que acompañaron en la Plaza de Las Ventas de Madrid a Los Secretos en lo que fue un repaso a sus éxitos y un homenaje al artífice de muchos de ellos, el desaparecido Enrique Urquijo.

«Son las canciones las que atraviesan el tiempo, no los grupos», aparecía impresionado en una gran pantalla al fondo del escenario. Y así lo demostraron Los Secretos en dos horas y media de concierto que arrancaba minutos antes de las diez, cuando todavía numeroso público aguardaba para poder entrar en una abarrotada plaza de toros.

En 1999 las drogas se llevaban la cavernosa voz de Enrique, pero el tiempo ha respetado su memoria -aquella a la que su hermano apelaba en el primer tema de la noche «Te he echado de menos»- y sus canciones, interpretadas hoy por un emocionado Álvaro que no podía ocultar la sonrisa tras su habitual quejumbroso rostro.

La ocasión lo merecía. Ante él tenía a un público variopinto, sobre todo a compañeros de quinta y jóvenes herederos de la música de sus padres, que desde el principio corearon temas como «Buscando», «Pero a tu lado», «La calle del olvido» o «Balsera». Se trataba del primer tercio de un concierto que debía parte de su repertorio a los votos emitidos por los seguidores de la banda a través de su página web.

El segundo tercio del concierto comenzaba con «No digas que no». Los violines, violas y cellos de un octeto de cuerda acompañaron este tema, así como «Hoy no», «Qué sólo estás» y el éxito «Ojos de gata», en el que, para regocijo de los presentes y de sus cámaras de fotos, subía al escenario al primer invitado de la noche, Miguel Ríos.

«Corría el año 80 y entrábamos en una compañía de discos con la cabeza gacha, cuando alguien nos dijo: ‘arriba muchachos, la música es para toda la vida’. Esa persona era Miguel Ríos», explicaba Álvaro al presentar al cabecilla de un verdadero «desfile de amigos».

«Y no amanece» fue el prólogo de la aparición de José María Granados, al que Los Secretos deben letras como la de «Nada más», que sonó en Las Ventas antes de «Otra tarde», junto a la joven cantante Conchita. «También hemos querido compartir escenario con gente que está empezando pero que pisa muy fuerte», explicaba el músico ante la cara de sorpresa de muchos de los presentes deseosos de más pop-rock añejo.

No convenció la pose tímida de Conchita, todo lo contrario a lo logrado por Fito Cabrales y Carlos Raya, que unieron su voz y su guitarra al tema «Quiero perder el control» provocando una auténtica revolución.

El ‘toque cañero’

Fue el toque más «cañero» de un concierto con los ingredientes de melancolía y tristeza parejos inevitablemente a la historia de Los Secretos pero que contó con revitalizantes de la talla de Manolo García -que interpretó «Volver a ser un niño»- o Joaquín Sabina -al micrófono en «Por el boulevar de los sueños rotos».

Faltó Miguel Bosé, -«en reposo a causa de un incidente», le disculparon-, pero allí estaban también David Summers, quien aportó el toque desenfadado de Hombres G al tema «Ojos de pérdida», y Amaral, cuya vocalista agradecía la oportunidad de formar parte de «un momento histórico de la música española». Antes del bis también se pudo escuchar el tema nuevo «No, no, no», mientras que el momento de encender los mecheros llegó con «Agárrate a mí, María».

Sólo restaba presentar a la banda -integrada por Ramón Arroyo, Jesús Redondo, Santi Fernández y Juanjo Ramos- y escuchar «Sobre un vidrio mojado», «Gracias por elegirme», «Amiga mala suerte» y, como no, «Déjame», donde el público ejerció de cantante mientras Los Secretos se metían en la piel de coristas.

Álvaro Urquijo sólo podía emitir repetidos «gracias» y prometer más música pues «éste es el concierto número uno, de nuestro año número uno de los próximos treinta años», afirmó.