No sé cómo, porque todo esto se va a desmontar en dos días: el país que se hunde, mi vida que depende de esa famosa acreditación que, según la luna, veo de un color u otro, Radio 5 que me deja, todo lo que tengo por hacer y no hago, y me saluda todas las noches como una tétrica Santa Compaña que se pasea por mi cerebro agujereado.
Mañana, examen de mi asignatura. Pobres alumnos, este año no quiero que sufran…