Días que no volverán

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Leo a Reverte. Aunque supongo que no hay nada mejor para desmontar un mito que conocerlo, sigue gustándome alguien que parece mantenerse en sus trece y firmar lo que suscribe. En su columna de esta semana le mete dos o tres mojadas a Henry Kamen, el presunto hispanista. Cuesta creer que en estos tiempos de política correcta y cogérsela con papel de fumar sea uno de los pocos que todavía aguante en esa tesitura, en esa trinchera. Sólo por eso, tenga o no razón, me gusta. Supongo que el mundo no sería tan agradable si todos fuéramos Revertes con el colmillo fuera, pero en el que vivimos actualmente, descafeinado y de mujeres bollicao, faltan bastantes tíos como Reverte y mujeres de bandera.