A quien corresponda

en

Señores políticos y regidores de España:

¿Para qué hacer las cosas bien si se pueden hacer mal? Como de costumbre, desaprovechando cualquier ocasión de arreglar, enmerdándolo todo para mantenerse en el poder al precio que sea. El «Todo para el pueblo pero sin el pueblo» del absolutismo se ha hecho emblema y consigna de la democracia, que sólo cuida al rebaño cuando cada cuatro años ordeñan los votos. Nada que ver con los políticos de los países nórdicos, pero es lo que hay. Qué buen siervo si tuviera buen señor.

Ustedes viven en otra realidad, nos venden otra realidad mientras el día a día de los pobres y desgraciados (que seguro que ustedes piensan que es lo que nos merecemos) no da más que sacrificio y disgustos para mantenerlos a ustedes y a su inutilidad supina.

Supongo que llegaremos a los extremos de Argentina o a algo parecido al 36, cuestión de tiempo y manipulación hipócrita y descarada. Como de costumbre los jefazos gordos huirán a tierras donde el dinero todo lo puede y todos los mierdecillas politicastros lameculos de segunda se quedarán a aguantar el chaparrón. No se extrañen cuando por las buenas o las malas les cuelguen las asaduras de un peral o los pongan contra la tapia del cementerio. O vayan corriendo como las liebres, monte a través, con el plomo silbandoles en las orejas pensando que no puede ser, qué hice yo para merecer esto. Es lo que tiene hacer las cosas mal: algún día todo explota y no hay Dios que lo pare.

Nos vemos. En un lado o en el otro.