La mejor infantería del mundo

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Eso decían de los viejos Tercios Españoles, al menos cuando el valor de un país se medía por el el valor, por la valía de sus hombres. Nada que ver con estos tiempos, en el que el imperio que enseñorea el planeta lo es por dinero y tecnología, pero no porque sus habitantes valgan más moral, ética o militarmente.
Hace tiempo España fue un imperio, económico y militar. Sus ejércitos asolaban el rincón del mundo que pretendieran, y causaban pavor cuando se abalanzaban sobre las filas enemigas. Soldados sin un ápice de piedad que vendían su pellejo mísero al precio del más valioso vellón.
Pero, ¿cómo no iba a ser la mejor infantería del mundo? Tantos años tragando miseria dentro de casa, comulgando con curashipócritas, con gobernantes indecentes y corruptos, con vecinos cainitas. Si era peor quedarse aquí. Todo español ha sido un experto en huir hacia adelante, en acogotar al vecino tras tantos miles de años de experiencia. Expertos en sacar la mala leche, lo peor de uno mismo cuando la cosa se pone fea, porque a eso nos han hecho. Qué poco ha cambiado todo.
¿Cómo no íbamos a ser la mejor infantería del mundo? No nos quedó más remedio.