Nuestro navío ha superado la tempestad que nos azotó ayer, sañuda y sin piedad, y ahora estamos desarbolados, tratando de volver a puerto.
Esa es otra: la hemos cagado y ahora nos pedirán cuentas, que tendremos que rendir. Son los tragos amargos que tiene esto.
Como veis, ayer fue un mal día