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Sigue este aburrido blog, en el que siempre acabo hablando de mí mismo, de mis problemas. Realmente se ha convertido en un diario personal en el que se consignan los acaeceres diarios. Ahí es nada.
Ahora, para variar, llevo un mes algo perdido. Esa andanada que nos largaron por sorpresa en la línea de flotación, o ese bajío, o mejor ese arrecife que no venía en las cartas y nos rajó el casco hasta la mismísima entraña, pues ese suceso me ha hecho caer en un sopor, en una inacción, en una especie de abandono total, a la espera ya no se sabe de qué.

Muchas veces ya tengo de impresión de participar en una carrera en la que la meta se aleja cada vez me que acerco a ella, con unas reglas del juego cambiantes y mutables.

Hay gente que corre la misma carrera que yo y no parece tan perdida. Sigue aguantando, mejor que yo, y eso me hunde más y más. Procuro reorganizar mis filas, hay un mar de fondo, hay algo que todavía me empuja, quizá la inercia. Poco a poco intento dirigirme, dirigir mi carrera profesional hacia un sitio en el que al fin pueda sentarme a descansar. Ése es el actual fin de todos mis desvelos. Tristísimo, desesperante para alguien que se juró, antaño, no caer en este juego sórdido e inicuo.

Pero ahora uno sólo desea sobrevivir, y confiar en que la esperanza aparezca de nuevo, en forma de lo que sea: un niño, un negocio, lo que sea con tal de que sea esperanza e ilusión.

10. Hotel Solitarios

Yo toco en el hotel de los solitarios
Después de las medallas y el cabaret
Le pido al camarero que llene el vaso
Y luego repartimos la propina

Tengo bastante con morder
algún pedazo de sueño
Para no olvidarme de las cosas importantes
Y tener encaje, sin perder empaque

Mi chica es la encargada de la cocina
Se la robé al gerente del restaurant
Le cacé con un libro sobre autoestima
Y no volvió a sentirse nunca un líder

Tengo bastante con morder
algún pedazo de sueño
Para no olvidarme de las cosas importantes
Y tener encaje, sin perder empaque.

Música y letra: Quique González