Siempre con esa desazón, esa sensación de abandono y de derrota pese a todo, de nunca estar haciendo
lo que te gusta, de soñar, dormido y despierto, con nuevas vidas y rostros y amaneceres y horizontes y jadeos y abrigos que te arropan en lo más frío del frío invierno, del frío infierno,
Ahora estoy jugano a un juego llamado Syberia. Dejando aparte la dinámica del juego (creo que es una aventura gráfica su definición), los decorados, ambientados en los Alpes Franceses y la ruta que une éstos con Siberia, es alucinante. Todo un mundo imaginario recreado con un detalle minucioso y cuidadoso.
Me gustaría poder crear mi mundo y recluirme allí hasta el final de los días y los tiempos