Hoy el día viene cargadito de bombo. Para mi desgracia, he oído la radio mientras bajaba y llego a la sempiterna conclusión: todo son capulladas para distraernos mientras nadie mueve un dedo por lo que importa.
Por ejemplo, Reino Unido, que va a endurecer sus leyes para castigar a los terroristas. Pero no las endurece para fortalecer el derecho internacional, no entona el «mea culpa» por sus atropellos e iniquidades por el mundo. No quiere oír hablar de las guerras de Iraq o Afganistan. Eso no ha sido, según ellos, y es que los terroristas son malos de cojones. Están equivocados, el terrorismo no se soluciona así. Tampoco negociando. Se soluciona siendo justo.
O lo del incendio de Guadalajara. De nuevo un veraneante, que ama la naturaleza un huevo, que ni conoce ni le importa la zona que visita pero exige a su gobierno que la conserve ideal para sus fines de semana, a costa de quien malvive allí desde hace varias generaciones, le da fuego a todo porque son más listos que nadie. Luego el lamentable incidente, que dispara la demagogia. Se queman 11 personas, creo que por mala suerte, por accidente o, a lo sumo, por un error suyo, aunque creo que esto último lo menos. Y ya están los ayuntamientos diciendo que había pocos medios, los gobiernos autonómicos y nacionales echando balones fuera y el PP echando leña al fuego. En mi comarca ha habido incendios y todos los recursos se han ido al lado de Valencia, más rico y más poblado y con mayor impacto mediático, mientras en mi comarca el fuego llegó hasta que lo detuvieron los cultivos. Y gracias. En mi pueblo, como somos pocos, pobres, cortos y malplegados, no pasa nunca nada, no hay impactos medioambientales ni negligencias, y se sigue construyendo rotondas con fuentes y farolas como en el 90% del país.
Estamos apañados. Pero a base de bien.